A mucho sudor, más Colonia

“Basta de decirme que lo perdimos jugando bien, hermano… estoy re podrido de querer convencerme que lo perdimos jugando bien”, dijo Tomi re caliente al terminar el partido cuando todos nos mirábamos a la cara, tratando de encontrar una respuesta clara, una respuesta que nos de la certeza de que otra vez que vayamos ganando claramente, no lo vamos a perder. “Yo prefiero jugar mal y ganar” fueron las palabras que se le escaparon a Nico buscando el alivio que no encontró hasta que no se olvidó del tema.
Arrancó el campeonato de primera división de Edeba y con él, el segundo torneo que disputa el Naranja en la máxima categoría. El rival fue La Colonia, un equipo experimentado que ha sabido ser el mejor de los mejores, y que siempre da pelea bien arriba. En las apuestas obviamente el Naranja pagaba mucho más, no sólo por haber sido el último de la zona campeonato, sino también porque venía de una flojísima actuación en la copa de verano, donde mostró una vez más sus constantes irregularidades a la hora de afrontar los partidos.
El match arrancó manejándolo a gusto y discreción el Naranja, que esta vez lució las casacas negras. Impuso el ritmo del partido desde el comienzo presionando bien arriba la salida del arquero contrario, que cada minuto que pasaba tenía más complicaciones para poder salir claro con sus compañeros. La Colonia casi no pasaba la mitad de la cancha, y cuando lo hacía era muy bien controlado por el bloque defensivo que se componía generalmente de los tres defensores, Nava y el volante que volvía acompañando la jugada por su zona. Atlético buscaba más sin ser claro, pero como dice el refrán, el que busca encuentra, y así llegó el 1-0 en una jugada por la banda derecha en la que intervinieron Nico, Nava y Juani, este último tiró un centro atrás para que Nico le entre de zurda y la mande a guardar.
A los pocos minutos del 1-0 el Naranja jugaba todavía mejor que al principio del partido y logró ponerse 2-0, luego de que Juani desbordara por la izquierda y lo encontrara a Raúl solito con el arco para solo empujarla y empezar a soñar.
El partido siguió y ni el más pesimista hubiera dicho que ese partido lo podíamos perder, porque además de estar ganando, estábamos jugando bien. A mi entender, estábamos jugando el mejor partido desde mucho tiempo atrás, pero la inexperiencia se paga cara, y este equipo por más que me digan que está compuesto por chicos que jugaron toda la vida al fútbol, muchas veces por no decir todas, peca de ingenuo porque carece de la experiencia necesaria para saber manejar un partido. Sino no se entiende que hacíamos marcando la salida del arquero cuando ganábamos 2-0 como cuando recién había empezado el partido.
Lo cierto es que de una jugada en la que seguimos marcando como si estuviésemos 0-0 o perdiendo el partido, nos meten un contraataque que se termina convirtiendo en tiro libre, y aquí debo hacer un mea culpa porque en vez de dedicarme a marcar o ponerme en la barrera, inicie una discusión al pedo con dos de mis compañeros a los cuales termine desconcentrando y por ende ninguno de los tres estábamos en el lugar q teníamos que estar. El tiro libre lo ejecutaron rápido y la pelota como echándome la culpa de todo, me rozó el talón y se fue derechito hacia a la red.
Dos a uno y todos los temores de siempre, jugamos inconscientemente mucho más cuando perdemos por uno que cuando se nos viene el agua, no sé aun porque pero nos invade tanto a los de adentro como a los que están afuera, un nerviosismo q nos carcome de poquito y es como si supiésemos por dentro que no lo vamos a poder mantener. En medio de todo este desconcierto, La Colonia empieza a jugar mejor, nos va arrinconando de a poquito, hasta que uno de ellos que viene con pelota dominada por el medio de la cancha, pone un pase magistralmente calculado para que llegue por detrás de mis espaldas “el de aritos” y defina con mucha sutileza ante la salida de Tomi que nada puede hacer.
En pocos minutos más nos vamos al descanso con un 2-2 que daba la sensación de que el partido estaba más perdido que ganado, a pesar de que estábamos jugando bien, nuestras caras reflejaban la triste sensación de que ya podíamos ver el resultado del final, y este no era para nada favorable.
Como parecía indicar el destino, el 2-3 lamentablemente no tardó en llegar, se concretó luego de un corner en el que el nueve logra sacarse bien la marca de encima, y puntea la pelota y nuestro estado de ánimo hacia lo más profundo de la red, sin embargo después del 2-3 ya establecido, el Naranja salió con más fuerza y fue a buscar lo que nunca encontró porque en muchas ocasiones cayó preso del nerviosismo, la desesperación, el juego rápido pero poco claro, y una defensa que quedaba totalmente mal parada en cada contraataque que salía con rapidez La Colonia.
Es necesario dejar atrás el mal trago para encarar con mucha motivación el siguiente partido contra Beauchef, pero siempre sin olvidarnos de los errores cometidos porque si no aprendemos de los mismos nunca vamos a llegar a ningún lado. La experiencia sólo vendrá con los años y quizás nos sirva de muy poco, porque como decía Ringo Bonavena: “La experiencia es un peine que te dan cuando te quedas pelado”

Morocho (13)